Responder a la soledad: ¡Aquí estoy!

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Hoy día la sociedad en la que vivimos, (salvando las circunstancias), nos habla y nos invita al ruido ???, a volcarnos hacia las cosas que nos acontecen, a la alegría, a la diversión, a la amistad, al compartir todo, lo que somos y tenemos, también nuestra propia fe.

A falta de poder encontrarnos presencialmente por causa de la pandemia del covid-19, buscamos otras formas de encuentro, otra clase de relaciones, las virtuales, que aunque han transformado nuestras vidas, nos ayudan a no dejar que se rompan los vínculos entre amigos ya conocidos y la posibilidad de conseguir posibles nuevos amigos o seguidores en las redes sociales. Recordemos siempre que esta clase de encuentros “de ahora” por decirlo así, nunca suplirán los “de antes”, aunque fueran distintos e inigualables. Esperemos que quede poco tiempo para reanudar la normalidad, aunque ya nada será igual.

La vida es bella ? y la hemos recibido como un don para apreciarla, disfrutarla, compartirla y vivirla hacia fuera, dirigida no solo a nosotros mismos sino hacia las necesidades de los demás, para volcarla en una y mil cosas, en múltiples tareas que nos ocupen la jornada, en miles de relaciones que van constituyendo nuestro pequeño mundo y al mismo tiempo nuestra propia personalidad.

Hay muchos estímulos externos que atrapan continuamente nuestra atención y que piden ser correspondidos porque nos causan felicidad y bienestar. ¿Quién no espera un WhatsApp en el móvil o un correo electrónico?, ¿quién no busca y consulta en internet?, ¿y qué decir de los podcast de los usuarios de Instagram, Twitter o Facebook?, ¿quién no escucha su canción favorita en Spotify, quien no se encuentra con algo por sorpresa en la búsqueda de las redes…?.

Pero… te sugiero algo, ¡para! ?, ¡para un momento! deja las redes ,y…piensa, ¡sé inteligente!: ¿Todo este mundo mediático en ebullición, en continuo desarrollo y avance no nos puede estar haciendo vivir solo de fachada o hacia fuera, de cara a la epidermis de las cosas, o a acabar presos de la exterioridad? Si nos dejamos llevar de estos medios ??? y solo vivimos a su placer, con vida de escaparate, podemos caer en la superficialidad de vida, encontrando aquí y allá, goces que no tienen raíz, se van pronto y que tarde o temprano desaparecen sin dejar rastro o lo que es peor, dejando mella…

Sin embargo, debemos discernir que detrás de este mundo ? tan maravilloso hay mucho de bueno y algo que va más allá, ojalá podamos descubrir que existe otra posibilidad, que entra en juego un potencial enorme de otro lado, en otro sentido no contrario ¡ojo! ?, sino suplementario, que es como ese tesoro escondido del evangelio que debemos buscar, trabajar para encontrarlo y explotarlo. Me explico: para tener una vida sana, es absolutamente necesario el bombear de los dos movimientos del corazón, debemos respirar con los dos pulmones, somos un todo, estamos hechos a base de dos cosas, de exterioridad e interioridad. Que se conjugan y deben hacerlo armoniosamente.  Ese potencial enorme del “yo interior”, es el reverso de la moneda, el movimiento rítmico que da vida al corazón; así es el silencio y la soledad, al otro lado de la exterioridad.

Un silencio entendido no como un vacío existencial, como el choque de frente con el miedo o como un caer de bruces en la nada…sino todo lo contrario, como una oportunidad única para un encuentro más profundo contigo mismo, con Dios, con los demás, es un tesoro, una alianza eterna con el Eterno que queda por descubrir, un amor ? que nos espera a cualquier precio, que todos llevamos dentro, y que habla y llama en la soledad y desde esa soledad habitada por Dios mismo.

Es como la perla que se encierra en la ostra, no está en la superficie del mar, para ir en su busca hay que zambullirse, bucear, hasta el fondo y rastrear en medio del silencio y la inmensidad del mar acompañado de una soledad que solo hace oír tu propia respiración llevando en el corazón el gozo de la búsqueda y la alegría del hallazgo.

¡Vale la pena, atrévete! ? No tengas miedo a descubrir esa alegre experiencia de soledad interior donde tienes la posibilidad de encontrarte con un Dios que te ama así como eres, así como estás y te brinda todas las posibilidades para que seas suyo o suya.

? Te sugiero practiques una cosa: lo que vives fuera, intenta llevarlo a tu interior y desde dentro conecta todo hacia arriba.

Dios, soledad habitada en tu corazón, lejos del ruido, pero dentro de tu corazón. No te vuelques solo hacia fuera, entra dentro de ti y descubre lo que Dios quiere allí. Escucha a san Agustín que te dice: No quieras ir fuera, entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior reside la verdad (…) trasciéndete a ti mismo (…) encamina, pues, tus pasos allí donde la luz de la razón se enciende (La Verdadera Religión, 39).

Si buscas a Cristo, ¡síguelo!. ¿No crees que antes Él pisa tus huellas, te busca en tus redes y vive en tu soledad?. ¡Descúbrelo! ?️