La vocación, en la Sagrada Escritura
7 octubre, 2021Trabajar para Dios … pero con Dios
28 octubre, 2021Ninguna experiencia significativa puede surgir sin ninguna relación significativa
A lo largo de nuestra vida, siempre se nos presentan grandes retos, retos que traen consigo ciertos dolores de cabeza ?, ya que es necesario partir de un par de preguntas que podrían complicar nuestro proyecto: ? ¿Qué debo hacer? ¿cómo debo hacerlo? ¿cuándo debo hacerlo? Aquí nos podemos referir a los ambientes comprendidos como el clima propicio que se crea para entender nuestra ? llamada vocacional, y junto a ello, descubrir la importancia de los espacios físicos o virtuales como las condiciones que estimulen las actividades de nuestra pastoral. A lo largo de este tiempo de pandemia ?, hemos tenido que a prender a reinventarnos, hemos tenido que cambiar nuestra forma de aprender, de trabajar, nuestra forma de encuentro, hemos tenido que crear nuevos ambientes de aprendizaje. Un ambiente de aprendizaje debe ser un espacio en el que todos juntos, bajo condiciones y circunstancias físicas, humanas, sociales y culturales propicias, nos ayude a generar experiencias de encuentro significativo y con sentido. Dichas experiencias son el resultado de actividades y dinámicas propuestas, acompañadas y orientadas para recoger las redes llenas (cf. Lc 5,6).
Para ello, reflexionemos, desde una pedagogía muy propia; la pedagogía de Jesús, es una de las tantas en la cual es posible observar cómo el ambiente era importante, el Señor sabía aprovechar todo su entorno y lo que cerca de Él había para tener un apoyo y enseñar.
✔️ Ninguna experiencia significativa puede surgir sin ninguna relación significativa. Jesús esto lo comprendía muy bien, y por ello partía desde tener una relación muy humana, la única forma para llegar a ser un gran Maestro.
¿Cómo podremos hoy llegar al corazón de los chicos, cuando debemos transmitir un estilo de vida que viene de Cristo? ? Primero hay que llegar a un encuentro con Cristo, para después promover y transmitir los valores.
¿Qué clase de Maestro es Jesús? ?Él es el primero que da ejemplo y encarna la doctrina que propone, no impone cargas que el hombre no sea capaz de llevar. “Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.” (Lc. 11,46). El maestro nos enseña a dar y exigir a los jóvenes lo que este es capaz de ir llevando, educándolo con amor, pero transmitiendo lo que él debe aprender. Jesús, da confianza a quien quiere educar, y esto es claro en el pasaje de Juan capítulo 8 versículo 11, donde a esta mujer sorprendida en adulterio no le condena, si no que la invita a cambiar, a no pecar más. La palabra del cristiano debe alentar inclusive si se ha cometido un error. Un joven que sigue a Cristo debe amar al corregir, ya que de lo contrario esto genera choques en quien busca en nosotros un testimonio que valga la pena para seguir a Cristo.
Jesús da siempre la libertad y la opción de tomar la actitud que se quiera. “Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; y ven, sígueme.” (Mt. 19,21) Dios me los ha confiado, no me pertenecen, pero he de educarlos como si así lo fuera.
Un aspecto importante, y aún más en este campo del discernimiento vocacional, es el hecho y la necesidad de corregir. Jesús no duda en corregir “Pero volviéndose Él, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” (Mt. 16,23) ✔️ San Agustín decía que es mejor amar con severidad que engañar con suavidad (Carta 93, 2.4). La corrección forma parte de la pedagogía y de un ? acompañamiento sincero. Debemos apuntar siempre a lo positivo, cambiar la forma de ver la pastoral como un encuentro juvenil más y orientarla al querer educar y acompañar con amor, tratar a los jóvenes como Dios nos trata “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1Cor. 13,7) el acompañante debe tener en su ser el sentido de la misericordia (la misericordia del cristiano) no hay que recordar el pasado, lo negativo, donde tildamos a los chicos y muchas veces generamos en ellos una personalidad negativa la cual después queremos criticar “es que otra vez usted, otra vez usted… etc.” ¿Acaso no podemos ser como en la parábola del hijo prodigo y muchas veces hacer borrón y cuenta nueva, dándole una oportunidad al joven para que él se proponga a generar un cambio, el cual lo planteo yo y yo lo ofrezco? ¿Cuáles son los chicos que llegan a nosotros? No podemos desconocer su situación; ¿Cuál actitud voy a tomar con ellos?, ¿los rechazo? Esto iría en contra de la justicia solidaria.
?Captemos en la persona de Jesús, su uso y su forma de guiar, su forma de resignificar los ambientes, podemos observar que cualquier espacio y cualquier situación, es un pretexto clave para enseñar. Aquí, podemos observar una clave práctica para cuando creemos tener limitantes al momento de acercarnos a los chicos, esta es la clave a lo largo de todo el evangelio, y muchas veces nos cerramos por diferentes situaciones creyendo no tener la capacidad de enseñar y/o trabajar cuando hay algunas limitantes o poco material; toda situación y todo lugar son un muy buen ambiente para hacerlo. La manera como Jesús se expresa nos lleva a reconocer la importancia de un lenguaje sensato, imaginativo, al grano.
?Jesús tiene su propia metodología para formar, utiliza siempre el diálogo, la importancia aquí de la mayéutica donde no contesta, si no que mejor aún, plantea preguntas para enseñar a pensar y llevar a una respuesta. Jesús nos enseña la importancia de la cercanía con el otro, por ello el diálogo. Cuando Jesús educa, no teme darle la vuelta entera a la escala de valores de la sociedad, esto lo evidenció en el sermón de la montaña (Mt. 5, 2ss) no podemos apartarnos de la realidad, aunque esto cueste, es parte importante en la relación con los jóvenes de hoy, hay que atravesar por muchas espinas para llegar a una rosa, acompañar no es fácil, pero hay que enfrentar, para enseñar con amor tenemos que dejar volar nuestra imaginación y permitirnos sacar a flote los talentos y frutos que el Señor nos dio.
Por ultimo, ?Jesús nos enseña la importancia de no dejar de estar a la altura de la autoridad, pero esa autoridad debe ir tomada de la mano con la caridad. Aprendamos a ser autónomos en nuestros ministerios, allí donde servimos, no temamos en generar reacciones allí sin olvidarnos de la profundidad que debe tener nuestro testimonio, “porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas” (Mt. 7,29) no es ser un joven más del montón, es marcar la diferencia. Para que nuestra vida y nuestra pastoral funcione, no debe cambiar la exigencia siendo misericordiosos; se ha de ser misericordiosos siendo exigentes y no alcahuetas. Jesús educa a los suyos, entregando su gran enseñanza “el amor” (Cf. Jn. 15,12).
Hoy por hoy, tenemos la capacidad de formar y guiar por medio de la ? tecnología, podemos llegar de formas diferentes, empleando metodologías diversas, pero ser conscientes de que no existen barreras al momento de hacerlo; repitiendo renglones anteriores, cualquier lugar y cualquier situación es un instrumento oportuno para formar. Los chicos no solo deben aprender a pensar, también han de aprender a ser y a compartir.
Para un joven hoy, es fundamental que exista un ambiente de aprendizaje allí donde se encuentran con nosotros, el ambiente no solo consta del lugar físico, sino que también abarca el cómo se siente y se relacionan los demás. El ambiente, debe, por una parte, fomentar el aprendizaje autónomo, dando lugar a que los jóvenes asuman con responsabilidad su propio proceso, generando espacios de interacción.
Creer en la capacidad de reinventarnos tomó mucha más fuerza ahora que el mundo mismo nos lo exigió con premura.