Misericordia: Del escándalo 😱 a la fascinación 🤩

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Hace unos días, justo después de celebrar el domingo de Pascua, un amigo me hizo la siguiente pregunta: oye Lari, ¿cómo crees que Jesús sería en nuestra época?

Y aunque su pregunta fue un poco ambigua y confusa yo le respondí: Pues, así como en sus tiempos, escandalosamente fascinante. 🤩

Cuando se nos pide describir a Dios, muchos adjetivos se nos vienen a la cabeza… amoroso, piadoso, justo, bondadoso, misericordioso y ahí es donde me quiero detener 💡¿realmente entendemos toda la extensión de la palabra Misericordia? Primero entendamos que Dios, que es definición pura de Amor, no puede manifestarse en nuestra vida de otra manera si no es como Misericordia.

Es más sencillo plasmarlo en unas cuantas líneas que interiorizarlo ya que es una locura pensar en tener a alguien que te diga y te demuestre: –Yo te amo con tus cicatrices y heridas, las que tienes que te hacen sentirte indigno y las que has cometido contra tus hermanos.

Dios no nos mira con ojos de lástima, sintiendo pena de que tan lejos estamos de su perfección, ni tampoco nos trata con desdén o desprecio, es todo lo contrario… y la prueba de eso es que Dios se hizo carne entre nosotros. En su momento compartió la mesa con ladrones, injustos, prostitutas y comparte la mesa con nosotros que también somos pecadores, que vamos heridos e hiriendo, que estamos con el corazón aplastado por todo lo que nos acontece en nuestra vida diaria, pero que también hemos estrujado algunos cuantos corazones. Ese acto humilde de sentarse con todos los que quieran recibirlo con cordialidad, mirándote con amor y esperanza tiene un nombre y es precisamente Misericordia.

La Misericordia cristiana escandaliza al punto de la locura porque va más allá de una compasión ilusoria. Dios efectivamente presenció e hizo suyas nuestras imperfecciones, sino también las imperfecciones de los que -según nuestro juicio- no son tan “buenos cristianos” como nosotros o con los que son “más pecadores” que nosotros; recordemos que pecadores somos todos. Bien lo decimos en la oración del Padre Nuestro: Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No se está haciendo especificación alguna con quien aplica más la Misericordia y con quien menos.

La invitación que te hago es que la próxima vez que pienses que la Misericordia del Señor no alcanza para ti o que no debería de aplicar para otras personas por todos esos pecados cometidos, mejor empieza a verlo como un acto fascinante de amor 💓, pues no hay Misericordia sin amor ni sacrificio y nuestro claro ejemplo es la Cruz.