Despertar a ejemplo de María

Recolección agustiniana
5 diciembre, 2022
Un SÍ de valientes
20 diciembre, 2022
Recolección agustiniana
5 diciembre, 2022
Un SÍ de valientes
20 diciembre, 2022

“El ángel del Señor anunció a María” (Lc 1,28) Cada mañana, desde que comencé mi camino de entrega más radical al Señor, he comenzado mis días rezando el Ángelus con mi comunidad de hermanas. Pero una situación no convencional me ha forzado últimamente orar a solas este ejercicio de piedad. Y sin discusión alguna, ¡ha sido toda una gracia!.

Me explico. Al parecer algo que llamamos “costumbre” fue haciendo espacio en mis compromisos espirituales diarios, logrando que el rezo de mis oraciones se hiciera, no vacío pero sí, mecánico. El estar a solas me permitió hacerlo despacio y concentrándome en cada palabra, convirtiéndose esto finalmente en una experiencia de contemplación.

Sin darme cuenta y con el corazón encendido, empecé a discernir que 💡para poder escuchar al Ángel, María debía estar no sólo en oración, sino muy despierta y atenta. Sí, esto que reflexionaba no era nuevo, pues muchas veces lo escuché en homilías, retiros y charlas. Pero en ese momento fue cuando realmente pude sentir que, lo que supuestamente había entendido, empezaba a pasar de la cabeza al interior de mi ser. 

Es una gracia especial que recibí sin pedirla. Pero que necesitaba urgentemente. No sé cuánto tiempo pasé en este discernir y contemplar esta realidad que no sólo me interpelaba sino que me invitaba a dar pasos concretos en mi caminar hacia Dios. Imitar a María no es nada fácil. Pero es algo que podemos ir alcanzando de su mano.

Pensaba que una de las primeras conclusiones de esta reflexión era 🎯tomar conciencia de lo que rezaba, orando por medio de la meditación de estas citas bíblicas que nutren el Ángelus. La Lectio Divina es una buena opción para este punto. Dice nuestro Padre San Agustín que 📖“debe sentir el corazón lo que pronuncian los labios” y es una gracia que debemos pedir sin cesar. Que lo que meditamos una y otra vez se vaya convirtiendo en forma de vida, en constancia aguerrida.

Lo segundo que concluí fue 🎯imitar a la Virgen en su silencio fecundo, “guardando todo en el corazón” (cf. Lc 2,51) Muchas veces me ha pasado que por andar pensando que yo puedo resolver todos los problemas conversando con amistades las situaciones personales difíciles, dejo de colocar en manos de Dios la solución, lo que genera no sólo un ruido perturbador en mi corazón, sino confusión en mi mente. Sí, hay momentos en los cuales debemos conversar con personas sabias y espirituales nuestras dificultades, pero no sin antes orarlas y ponerlas a los pies de Cristo Jesús.

Por último, y no menos importante, 🎯la disposición de poner por obra lo que vamos escuchando en nuestro corazón de parte de Dios: “hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Un corazón inquieto sabrá ponerse siempre en movimiento para cumplir la Voluntad del que todo lo puede y para quien nada es imposible.