Valientes hasta dar la vida.

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mártir no es aquel que muere por la religión, como pueden pensar muchos, sino aquel que da testimonio de la presencia de Cristo en el mundo

Nadie quiere morir ni siquiera quien quiere ir al cielo” esta frase de la canción Mi trozo de cielo de la cantante Rosana Arbelo, expresa el valor que cada uno de nosotros damos a nuestra vida, y el rechazo que sentimos ante cualquier amenaza que vaya en contra de ella, como es la muerte. Por eso, pensar que el martirio es algo bueno por sí mismo, no es estar a favor de la vida. Dicho lo cual, afirmo que no estoy de acuerdo con el martirio, pero sí estoy a favor de los mártires.

Los mártires dentro de la Iglesia reciben una veneración importante, porque ellos han sido testigos de la fe que profesan. Mártir es la palabra griega para testigo; por lo tanto, mártir no es aquel que muere por la religión, como pueden pensar muchos, sino aquel que da testimonio de la presencia de Cristo en el mundo, y que en ocasiones incomoda de tal manera a la sociedad en la que vive, que esta prefiere quitarlo del medio a través de la muerte.

todo cristiano está llamado a ser mártir, testigo, de la presencia de Cristo dentro de realidad en la que vive

Es allí donde nace que en muchas ocasiones como cristianos, podamos experimentar el rechazo que nace de la vivencia de una fe convencida y madura. Unas “muertes” que nos ayudan a convertirnos en testigos de Cristo en nuestra vida. Podríamos decir que todo cristiano está llamado a ser mártir, testigo, de la presencia de Cristo dentro de realidad en la que vive, pero ello sólo se logra en la medida que la relación con Dios sea profunda y prolongada.

Esa es la lección que nos enseñan los 7 mártires de Motril (Granada, España) que conmemoramos hoy 5 de mayo. Cristianos que fueron privados de su vida porque defendieron su fe; la que vivieron en profundidad y de forma madura. Nos mostraron que la vocación cristiana es vivir en plenitud la fe, crecer en ella y defenderla porque es el lente que nos ayuda a ver la realidad desde los ojos de Dios. Es la llamada de Dios a ser valientes hasta dar la vida.