Jesús my bestie…

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Cosas extrañas… en la amistad
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📖 «Es en el corazón donde el hombre toma las grandes decisiones de la vida; allí se le exigen cuentas de sus opciones trascendentales y la fidelidad a sus convicciones». Fr. Héctor Manuel Calderón

A principio de año platicaba con Antonio (a quien, por cierto, tenía muy poco tiempo de conocer) sobre temas como educación, comida, cine y de la vida en general… La plática fluía sin que pareciera un interrogatorio por parte de ninguno de los dos. Sin darme cuenta, mi personalidad de detective floreció y le pregunté directamente por su vocación. Entre risas y una expresión facial muy relajada me respondió que su vocación era el amor. Por supuesto que quedé confundida, ¿cómo de una pregunta tan íntima me había contestado algo tan sencillo? Era algo que no estaba acostumbrada a escuchar.

¿Me esperaba esa respuesta? No.

¿Me dio pena seguir preguntando? Sí, un poco…

¿Aprendí a no cuestionar a las personas de forma tan imprudente? ¡Por supuesto que no! 😅

Después de ese día, si existe alguna oportunidad de conversar sobre la vocación, ya sea con mis amigos, con los postulantes o con mi acompañante espiritual, no la desaprovecho. Fue hasta esa tarde cuando la palabra vocación se escabulló del encasillamiento del que por años la tenía encerrada, y volvió a lo más sencillo; a su origen esencial: Dios y su inmenso amor.

Cuando nos encaminamos y permitimos ver la vocación como una relación íntima y sobre todo de amistad con Jesús, le asignamos otras características a la vocación: un don libre, gratuito y maravilloso. San Juan Pablo II decía: “[…] esa aspiración profunda del hombre, lo lleva a descubrir que sólo Cristo puede decirle toda la verdad sobre su vida”. Sería muy difícil que los cuestionamientos vocacionales nacieran sin una relación íntima con Jesús y una pertenencia a la comunidad, a la Iglesia.

🎯Una relación de familiaridad con Jesús se va descubriendo y construyendo gradualmente. Son incontables las veces que en su caminar, Él iba compartiendo y ofreciendo sentido a vida para las personas que lo escuchaban. Jesús, al entregar voluntariamente su vida, sella una alianza de amor, que es una relación de amistad fraterna con nosotros. En su entrega nos dice explícitamente que nuestra vida es sumamente preciada, ayudando a recordar a sus discípulos la vida tiene sentido cuando se la vive como una vocación.

Más allá de la decisión de ser religiosa o esposa, se trata de interiorizar y comprender. Ahora bien, se trata, sobre todo, de aceptar y abrazar la promesa de plenitud y sentido que encontraré para mi vida, al ponerme a disposición de Jesús. Esto es algo que rompe con los esquemas de la cultura actual, que promueve la superficialidad del famosísimo “éxito o desarrollo personal”. 🎯La vocación, en cuanto elección y disposición interior, se construye y fundamenta en  una relación de amistad:  conociendo a Jesús, pasando tiempo con Él, haciéndole preguntas y escuchándole. La pregunta es obvia: ¿cómo voy a ponerme a su disposición, si le desconozco? 🤔

En su Carta encíclica Caritas in Veritate, La verdad en el amor, el Papa Benedicto XVI manifiesta que “todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano”. De modo que, el primer llamado de todos es a vivir en comunión de amor, en la entrega total de nuestro ser a Dios y al prójimo.

Les comparto que me ha costado varios días sentada frente a la computadora, para intentar escribir estos párrafos; incluso darle estructura coherente al escrito. He consultado a frailes, matrimonios, seminaristas, amigos y sacerdotes acerca de la vocación y del proceso de discernimiento vocacional. Por lo cual, adentrarme en este tema ha sido para mí una experiencia gratificante, que me ha ayudado a reflexionar mucho. La mayoría de las personas a las que les pregunté, me veía con ternura y expectantes por mi curiosidad.

Desde luego que mis ideas estaban desordenadas. De hecho, me compartieron escritos y me enviaban notas de voz detalladas de su propia historia vocacional. Concluyo diciendo que este ejercicio me ayudó a entender que todos, sin excepción alguna, coincidieron en que 💡 la vocación verdadera nace del corazón y va más allá del simple hacer; se orienta más hacia el ser.