Del cortejo fúnebre y la procesión…

Fidelidad al Papa hasta la muerte
25 octubre, 2023
Los sentidos en el camino del Adviento
6 diciembre, 2023
Fidelidad al Papa hasta la muerte
25 octubre, 2023
Los sentidos en el camino del Adviento
6 diciembre, 2023

Del cortejo fúnebre y la procesión de todos los santos

La conmemoración de los familiares difuntos 🪦 de la Orden, puede parecerse al encuentro que tiene lugar cuando se topan frente a frente un cortejo fúnebre y una procesión: de los familiares difuntos a la fiesta de todos los santos de la Orden. En el cortejo fúnebre hay duelo, tristeza, quejas, dudas, dolor… 😭 En la procesión de todos los santos hay júbilo, alegría, danza, jolgorio… 🤩 La cercanía de estas dos celebraciones nos invitan a hacer un recorrido del cortejo fúnebre, para pasarnos la procesión de los santos. La certeza que nos da fe 🙏 de que la vida que aquí concluye precisamente en Cristo, muerto y resucitado, se transforma en vida eterna.

El libro 📖 de las Lamentaciones 3,17-26 nos presenta gráficamente las consecuencias del asedio de un pueblo a otro: hambre, sed, matanzas, incendios, saqueos, y después, el destierro; cualquier parecido con la realidad de hoy es mera coincidencia… La versión de los afectados que viven en primera línea esta terrible situación narra así su tragedia: me han arrancado la paz, ni me acuerdo de la dicha, se me acabaron las fuerzas y la esperanza en el Señor; aflicción, amargura, hiel que envenena; abatimiento… Todo habla de muerte, tristeza y sufrimiento. 🚫

Sin embargo, de repente se da un quiebre inesperado en la narración, dice: “hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza”. 💡 El hombre creyente que sufre, situado desde la fe, nunca se siente ni se ve solo en su desgracia, pues recuerda que la misericordia del Señor no termina, que no se acaba su compasión, sino que se renueva cada mañana; ¡qué grande es la fidelidad de Dios! 🕊️ Es la memoria creyente la que abre siempre a la esperanza: “el Señor es mi lote, espero en él; el Señor es bueno con los que esperan en él y lo buscan”. Y concluye con plena confianza: “Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor”.

El ser humano siempre está expuesto a situaciones límites, ⚠️ que lo desbordan, que lo sobrepasan y lo hacen sufrir. Y también el creyente experimenta la impotencia de su condición de ser creatura. Sin embargo, en esa situación brota de su corazón un clamor: “Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz, estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica” (Sal 130). El hombre creyente crece en confianza en Dios cuando, desde lo hondo de su llanto y de su sufrimiento, levanta los ojos y comprueba que el Señor es misericordioso. Solo una mirada de fe nos puede sacar del encierro del llanto y del dolor.

Ahora bien, Jesús, el Hijo del Dios vivo ✝️, viene a nuestro encuentro, se involucra en nuestro dolor y nuestra humanidad tocada por las dificultades y la muerte, y nos muestra el camino que conduce a luz, a la alegría y a la fiesta; nos invita a pasar a la procesión de los santos. Así, en el evangelio de san Juan 14,1-6, Jesús, el Señor, habla de una “ida” y de una “vuelta”; la ida al Padre y la vuelta para llevar a los suyos, sus amigos, para que estén para siempre donde él está. Precisamente la ida al Padre representa el regreso más completo de Jesús a sus discípulos.

Los que vamos en el cortejo fúnebre, frente a Cristo resucitado, estamos convocados a acoger la vida nueva, pues, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; para eso murió y resucitó, para ser Señor de vivos y difuntos. Por lo cual, las situaciones de muerte ⚰️, de tristeza y sufrimiento, de duelo y aflicción, en Cristo Jesús, se transforman en esperanza ✨: “no se turbe su corazón; crean en mí”.

Esta es nuestra esperanza, que muertos al pecado, estamos vivos en Cristo Jesús, para la vida nueva, la que dura para siempre. Entonces, el cortejo fúnebre cambia la orientación de su destino y se suma a la procesión de los santos, es decir, al sendero que nos conduce a la Vida. “Ya sabéis el camino para ir a donde yo voy”. No, no sabemos el camino, podemos decir con Tomás. Entonces, viene la gran revelación: “Yo soy en camino, la verdad y la vida: nadie va al Padre, la única y verdadera morada, si no es por mí”. 🛣️