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La pastoral vocacional es una dimensión de la evangelización destinada a llegar a todas las pastorales. Hay un aspecto de transversalidad de la pastoral vocacional, es decir, pastoral que empapa todas las pastorales -juvenil, educativa, familia, de la salud, catequesis, litúrgica, etc.- de la dimensión vocacional.

 

El cineasta Christopher Nolan dirigió en el 2010 la película de ciencia ficción y acción “El Origen” (Inception en inglés), que refiere un viaje por el universo íntimo de los sueños. El protagonista Dom Cobb -Leonardo DiCaprio- es un ladrón hábil especializado en el arte de la extracción, es decir, en el robo de secretos valiosos desde las profundidades del subconsciente durante el estado de sueño, cuando la mente está más vulnerable.

Esta habilidad excepcional de Cobb le ha hecho un elemento codiciado en el traicionero mundo del espionaje corporativo, pero al mismo tiempo, le ha convertido en un fugitivo internacional y ha tenido que sacrificar lo que le más le importaba. Ahora se le ofrece a Cobb una oportunidad para redimirse. Con un último trabajo podría recuperar su vida anterior, pero tendrá que lograr lo imposible. En vez de llevar a cabo la extracción de un secreto, Cobb y su equipo de especialistas tienen que introducir una idea en la mente de un rico empresario que le haga cambiar el rumbo de su empresa.

Y me preguntarás, ¿y esto qué tiene que ver con la animación de las vocaciones? Pues, yo creo que mucho. Me explico. El servicio de la animación vocacional busca llegar a cada rincón de la comunidad cristiana -grupos, ministerios, equipos, a cada creyente- así como el equipo de Cobb buscaba llegar al fondo del subconsciente del empresario.

En este viaje al universo de los sueños, el “roba-secretos” pretende ahora introducir una idea fuerte capaz de generar nuevas decisiones en la vida del empresario. La pastoral vocacional se desplaza a cada rincón de la comunidad cristiana para despertar a la presencia de una realidad, un acontecimiento, una Persona, Cristo mismo, que continuamente dice “llámenlo”. Los animadores vocacionales hacen de altavoces para pregonar con fuerzas: “¡Ánimo! Levántate, porque él te llama” (Mc 10,49).

En el anuncio del evangelio -evangelización- se busca llegar al corazón de cada creyente para servir-propiciar un encuentro vivo con Cristo y su Palabra. En el servicio de la pastoral vocacional se procura llegar a todas las pastorales para hacerles comprender las consecuencias que para la vida se derivan de tal encuentro. Pues, de hecho, toda vida cristiana desemboca en diversas opciones que comportan un estilo de vida en el seguimiento de Cristo: vida laical comprometida, vida religiosa, sacerdocio…

En este sentido, la pastoral vocacional constituye una dimensión importante de la evangelización destinada a introducir en todas las pastorales este idea u objetivo: que cada creyente llegue a responder a la llamada personal que Dios le dirige, y viva en ella y, a través de ella, el seguimiento de Cristo.

Al servicio de la pastoral vocacional muchas veces se le ha reprochado el pretender llegar a las conciencias y, mediante un lavado de cerebro, convencer de algo que quizá no se gestaría en la mente de la persona de acuerdo con su desarrollo natural. Cabe decir que posiblemente haya habido sus excesos en este aspecto. Si ha sido así, mil disculpas…

No obstante, recordemos también que la vida cristiana constituye, de por sí, el germen de una vida nueva que busca irse abriendo paso hasta llegar a su máxima expresión en el seguimiento de Jesucristo; somos cristianos para llegar a serlo del todo a la medida de la plenitud en Cristo. Y esto es lo que, en definitiva, procura facilitar el servicio de la pastoral vocacional, a través de la presentación de las diversas formas de vida cristiana en las que ir alcanzando altura, anchura y profundidad.

Y no tengo reparo en decir que el Espíritu Santo sí que introduce una idea origen que genera grandes transformaciones en la vida de una persona y en su entorno. Pero no lo hace cuando la persona está dormida, ni adentrándose en la profundidad del subconsciente, sino cuando la persona está despierta para la vida y para lo mejor de sí misma.

El Espíritu Santo no viaja tanto al fondo del subconsciente con una propuesta para descubrir a la persona el modo de vivir la vida a tope, sino que llega, ante todo, al fondo del corazón donde la hace probar la fascinación del proyecto de Cristo. Después de todo, esto de la vocación es y será siempre un asunto del corazón, un acto de amor correspondido entre la persona y Dios.

En este sentido, los equipos de animación de las vocaciones en la comunidad cristiana vienen a ser el apoyo necesario para que todos los que se determinan por seguir a Cristo vayan descubriendo, en concreto, dónde Dios los quiere y sueña para que den lo mejor de sí mismos. Así, la animación de las vocaciones acompaña el proceso de evangelización, haciendo el esfuerzo de llegar a todas las pastorales, grupos, ministerios y equipos con un anuncio explícito de la vocación fundamental -la ser hijo de Dios- y de las vocaciones o caminos diversos para vivir en concreto la plenitud de esta condición de discípulos misioneras, a saber, la vida laical en general, la vida religiosa, la vida sacerdotal…