Invitación de Navidad

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Invitación de navidad:

Estamos a un día que celebremos el nacimiento de Jesús 👶 y en esta ocasión quiero compartir contigo una reflexión que, para mi sopresa, ha llegado a mi cabeza mientras esperaba sentada en un aeropuerto porque, al parecer colapsó y transcurrirán varios horas hasta que pueda volver a casa 🏡.

Si hay un tiempo litúrgico que me hace agradecer el hecho de pertener al catolicismo es el Adviento 💟. Este tiempo que se regala antes de la llegada del Salvador, a mí me conmueve en demasia; me hace experimentar como si recibiera una invitación a la fiesta de cumpleaños más importante a la que me van convocar en toda mi vida.

Soy la típica integrante de mi círculo de amigos que apartir de agosto comienza a contar los días que faltan para la Navidad. De pequeña viví en una zona donde las casas eran adornadas con luces de colores, y las familias se reunian desde el día 16 de diciembre para celebrar las posadas 🎶🎄. Recuerdo cómo mi abuelita utilizaba toda la  jardinera para poner el nacimiento. Todo esto me hacía la niña más feliz. Puedo decir que hoy, después de varios años, estas cosas siguen teniendo importancia para mí, y forman parte de los recuerdos que me hacen sonreir cuando me preguntan sobre mi infancia. De hecho, normalmente me remonto a esas celebraciones y detalles particulares para hablar de las experiencias bonitas de mi pasado.

A este propósito, quiero citar un sermón de san Agustín que, a mi parecer, expresa de una forma maravillosa qué y, al mismo tiempo, a quién festejamos en la Navidad:

«Salten de júbilo los hombres, salten de júbilo las mujeres; Cristo nació varón y nació de mujer, y ambos sexos son honrados en Él. Retocen de placer, niños santos, que elegieron principalmente a Cristo para imitarle en el camino de la pureza; brinquen de alegría, vírgenes santas; la Virgen ha dado a luz para ustedes, para desposarlas con Él sin corrupción. Den muestras de júbilo, justos, porque es el natalicio del Justificador. Hagan fiestas ustedes los débiles y enfermos, porque es el nacimiento del Salvador. Alégrense, cautivos; ha nacido su redentor. Llénense de júbilo, siervos, porque ha nacido el Señor. Alégrense, libres, porque es el nacimiento del Libertador. Alégrense los cristianos, porque ha nacido Cristo»

(Sermon 184,2).

Con este pequeño párrafo, mi corazón experimenta un grande gozo ❤️‍🔥 al recordar que Dios creador decidió habitar en el seno de una mujer; así de magnánimo es Dios. La Virgen, a partir del misterio de la Anunciación, es toda ella disponibilidad para Dios: María pone su vida de mujer al servicio del plan de Dios ✨, y llega a ser la madre del Todopoderoso.

En el libro El misterio de la Nochebuena de la carmelita y mártir, santa Edith Stein, se describe que esos bracitos extendidos y esa sonrisa del Niño son una invitación, como ya había dicho san Agustín, a que los débiles y enfermos acudamos a Él con alegría y con confianza 🙏.

Nos gusta tener certezas en todo; difícilmente damos un paso ni no tenemos claro el cómo, el cuándo, el dónde y el porqué. Me da la impresión que cada vez es más complicado el abandono total de nuestra vida en la manos de quien nos creó. Quizá porque nuestra sociedad se precipita vertiginosamente por la inmediatez de los resultados. O quizá porque ya no nos basta aquella certeza maravillosa que se nutre en la fe: que en el humilde portal de Belén nació Aquel que después iba a morir por todos nosotros, para darnos vida nueva ✝️.

Es probable que cada uno experimente distintos sentimientos en estas fechas. Ahora bien, ojalá nunca perdamos la capacidad de sorprendernos y la sensación de estupor al recordar que un Rey 🫅👑 nació en las condiciones más humildes, poniendo en jaque nuestra definición de riqueza. Cuanto bien nos haría si creyéramos en verdad que ese Niño tiene la capacidad de transformar los corazones de piedra en corazones de carne. Reflexionemos: ¿acaso nuestra falta de felicidad y alegría no tienen, en parte, su origen en nuestra pobre fe en el nacimiento del Hijo de Dios?

Somos millones los que recibimos esta invitación personal cada año a abrirnos a un nuevo encuentro con Aquel que viene a nuestro encuentro. Por lo cual, preparemos un lugar exclusivo en nuestro corazón ❤️ en el que Él pueda estar encantado y maravillado de estar con nosotros. Volvamos a Jesús, volvamos con el corazón a aquel el momento preciso donde la historia de la humanidad ya no volvió a ser igual; ahí donde la Luz vence a las tinieblas.