El culto a lo oscuro

Es solo una impresión mía o, ¿alguien más tiene también la sensación de que nuestra cultura contemporánea está rindiendo una especie de culto a lo oscuro, a lo diabólico, a la muerte? ☠️😈 No sé exactamente cuándo ni por qué ocurrió, pero es prácticamente un hecho que ahora los malos son los protagonistas, aquellos a los que la gente admira. Se entrevé algo así como una complacencia morbosa respecto al modo de actuar de los asesinos en serie, los hackers de bancos, los capos del crimen organizado, lo lideres de las bandas delictivas. Circula en el ambiente una especie de complicidad descarada y, si se me permite la expresión, ingenuamente ridícula. 🛑

En el esfuerzo de comprender algo más acerca de las personas a partir de lo que consumen durante horas y horas, como son las series de Netflix, las películas en la pantalla del cine, la lectura de los bestseller, etc., me parece estar casi obligado a acompañar una escena de terror. Me explico con algunos ejemplos. Algunos títulos de series famosas: “Dark” -oscuro- “El juego del Kalamar” -asesinatos-, “La casa de papel” -robos-, “La maldición de Hill House” -sobre el infierno-, “Élite” -banalidad exacerbada-. Títulos de algunas películas recientes: “Habrá matanza”, “Halloween kills”, “Ejércitos de los muertos”, “Oscuro deseo”, “Obligado por el demonio”. Y los libros que más se venden: “La suerte de los idiotas”, “La paciente silenciosa”, “Cuando murieron las almas”, “El libro negro de las horas”, “La bestia”. ¿Habrá títulos más alentadores? Desde luego que sí. Pero a quién le interesa…

Pregunta obligada: 🎯¿Qué es exactamente lo que motiva a una persona a dedicar buena parte de su tiempo a jugar videojuegos de matanzas y asesinatos, ver películas de descuartizados y asistir a series sangrientas y llenas de crueldad? ¿Será el morbo? ¿Mera curiosidad? ¿Sublimación de emociones vergonzosas? ¿Qué es exactamente? La verdad es que resulta difícil encontrar una definición clara para esa nube gris o, mejor dicho, oscura. Definitivamente, hay un ambiente espeso, como una niebla invernal; un “no sé qué” que oscurece las miradas y hace lúgubres los rostros de las personas. Me pregunto si consumir innecesariamente tanta tragedia, desvergüenza y vulgaridad, no hace más trágica, banal y ruin la vida.

Posiblemente no seamos muy conscientes de ello, pero circula por ahí, con mucho disimulo y desfachatez, casi invisible e imperceptible, pero tóxica y destructora, una sombra mortecina que todo lo envenena: los sentimientos, la confianza, la esperanza. Sutilmente, nos ha convencido que somos más hijos de las tinieblas que de la luz. Nos hechizó para ser pobladores de la noche, más que caminantes del día. ¿Cuál es su rostro? No da directamente la cara, pero su perfil es seductor, como el de la pornografía. Ofrece la sobreestimulación, vende neta autocomplacencia y convence de que aún hay más por disfrutar. Al final queda la maldita resaca de siempre: sensación de vacío, culpabilidad, retraimiento, ansiedad. Nos cuesta trabajo darnos cuenta de que el mal apela al instinto básico, a las pulsiones, a las reacciones compulsivas. El tenebroso es un especialista en el arte del engaño. Después de todo, ya me podrán decir ustedes qué deja de bueno tantas horas pegado al celular después de las 12 de la noche… Siento mucho decirlo, pero se expande cada vez más una ola de gas letal, que crispa los ánimo, enfrenta a los hermanos y encierra a cada cual en su propia caja de cristal. Esta sombra se difunde y propaga hasta congelar el corazón.🎯 La compasión, la ternura y la empatía van perdiendo aliados, amigos, afines. La estrategia del oscuro es hacernos cómplices de la sospecha, el recelo y la duda. ¡Y aún así nos extraña tanta tristeza y tanto enojo en las miradas! ¿De dónde brotan la desconfianza y la promiscuidad? ¿No tendrán acaso su hemorragia en la seducción del tenebroso? El logro del tentador astuto es sugestionar las emociones negativas e introducir la liviandad en el corazón. No por nada la oración del Padrenuestro termina diciendo: ¡líbranos del maligno!