Ser misionero desde el escritorio

Una Palabra que necesitas escuchar…
18 septiembre, 2024
Una Palabra que necesitas escuchar…
18 septiembre, 2024

Todos en algún punto de nuestra vida nos preguntamos para qué estamos en este mundo. Lo han hecho filósofos desde la antigüedad y nosotros lo hacemos hoy hasta en pláticas con amigos; al menos una vez en la vida nos hemos hecho esta pregunta. Seguramente al intentar responder este interrogante, te has encontrado con otra pregunta: ¿cuál es mi misión aquí en la tierra? 🤔

La palabra “misión” según la Real academia de la lengua española, está relacionada con la acción de enviar y/o poder o facultad que se da a alguien para ir a desempeñar algún cometido o encargo. En la Biblia 📖 tenemos tantos ejemplos de personajes que tenían una misión, y cómo al aceptarla o rechazarla cambió el rumbo de sus vidas y de la historia misma. Así, por ejemplo, el mismo pueblo judío como pueblo elegido, Jonás, los apóstoles y, por supuesto, Jesús.

Más allá de lo teóricos, filosóficos o incluso teológicos que pudieran parecer estos interrogantes, en el día a día se nos presentan infinidad de ocasiones para ir encontrando respuestas o, por lo menos, darles una forma a estas dudas. Víctor Frankl, quien fue un psiquiatra austriaco de familia judía y que sobrevivió a los campos de concentración nazis, expresó que “el ser humano no tolera el vacío existencial”; siempre estamos en una búsqueda constante 🔎, en la búsqueda del sentido de nuestro existir.

La naturaleza de la Iglesia es ser misionera; su propósito no es vivir para sí misma, sino ser luz y servir al mundo entero. Nosotros, en cuanto Iglesia, somos misioneros. Nuestra misión como cristianos es anunciar el Evangelio 📜, convirtiéndonos en esta “levadura de la masa”, en “sal de la tierra”.

Pareciera la palabra misión nos resuena más cuando se acerca Semana Santa 🌿. Aunque en estos días específicos tiene un sentido profundo el ir de misiones. Sin embargo, lo que quiero compartirles en esta reflexión es que siendo joven también se puede encontrar la misión en lo normal del día a día, en nuestro aquí y ahora, y en la realidad que nos toca vivir a cada uno donde nos encontramos.

 

💼 Misionar detrás de un escritorio

Muchas veces pensamos que ser misioneros es viajar 10 horas y llegar a una localidad desconocida y comenzar a catequizar a las personas. Pero seamos sinceros, no todos tenemos esta posibilidad. Sin embargo, cuando entendemos que podemos transmitir ese amor desde el escritorio de nuestra oficina donde trabajamos, todo cambia.

Seguramente hay un compañer@ que come solo a la hora del lunch porque es el nuevo en la empresa, o que sale siempre apresurado para ir a recoger a sus hij@s de la escuela, o para lograr alcanzar el transporte. Te propongo que la próxima vez compartas un poco de tu tiempo con esa persona a la hora de la comida, o que te ofrezcas a ayudarle en esa última tarea para que pueda salir a tiempo, o le des un raite en tu coche.

 

👣 Acompañar antes de juzgar

Como psicóloga, me toca acompañar a personas que buscan un bienestar integral, y esto me ha llevado a darme cuenta de que hay una gran necesidad de escucha. La escucha no es algo exclusivo de los acompañantes espirituales, o los sacerdotes o los terapeutas. Todos podemos escuchar a ese amigo a quien le rompieron el corazón, o que está batallando con alguna adicción, o que está alejado de la Iglesia, o que no encuentra trabajo.

Estoy segura de que estas personas no buscan, en la mayoría de los casos, a alguien que les resuelva su problema, sino a alguien que se siente a su lado y las escuche sin juzgarlas, que les den un consejo o, simplemente, un abrazo.

 

👾 Contagiar está permitido

El papa Francisco ha dicho que, desde mi perspectiva, está íntimamente ligado a la misión, y es lo siguiente: “un santo triste es un triste santo” y que “la verdadera santidad es alegría”. Esta frase me ha acompañado desde mi conversión. La alegría de seguir a Cristo es inexplicable con palabras, pero muy notoria en acciones. Siempre he creído que la alegría que puedes transmitir mientras avanzas hacia la santidad es la más contagiosa. Y consisnte en disfrutando cada paso, en haciendo lío y en entregarte locamente por esa promesa de vida eterna.

Como jóvenes es cierto que hemos sido señalados como rebeldes y ruidosos, pero justamente por eso tenemos una gran cantidad de oportunidades para ser los mejores embajadores de la Misión; esa que se escribe en mayúscula. Y de hacerlo en la universidad, en nuestro empleo, con nuestra familia, con los amigos, la pareja, en nuestra comunidad o en el grupo parroquial, en los conciertos, en las fiestas, etc. ¿Cómo? Buscando servir, amar, acompañar, escuchar, ser empáticos como Cristo lo fue con sus discípulos, como lo es con nosotros, y como nos pide que lo seamos con nuestros hermanos.

Hay que cultivar en nuestro corazón y en nuestra vida ese deseo de misionar. Esto nos ayudará a humanizarnos, a descubrir y purificar nuestra vocación, y a responder a la exigencia de nuestra naturaleza espiritual de “búsqueda de sentido”.

 

Tengamos un corazón ❤️‍🔥 misionero, tengamos un corazón inquieto.