Lucas: La Misión empieza en el Interior, en la misericordia.

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Cuando pasan los años, los recuerdos, las memorias e incluso las personas, nuestra interioridad muchas veces se convierte como en ese cuarto de la casa 🏠, en el que acumulamos las cosas, los muebles, libros 📚 y muchos otros objetos. Sabemos que son valiosos pero no sabemos muy bien cómo acomodarlos. Se llega a un momento donde es necesario poner todo en orden 🫡. La tarea no es sencilla, es titánica, pero al mismo tiempo profundamente satisfactoria. No es solo una necesidad de orden, sino una más profunda de volver a redescubrir un tesoro tan valioso, tan único y preciado que solo entrando 🤠 de lleno podremos rescatarlo.

El evangelista Lucas escribió su evangelio precisamente por esa razón (Lc 1,1-4):  poner por orden todas las cosas para poder reencontrar un misterio hermoso. ¿Y qué descubriremos? Muchísimas cosas… pero sobre todo una especial relación que Lucas encontró entre dos de las características más importantes en su evangelio: la misión y la misericordia. 

La verdadera misión cristiana requiere que quien sale a predicar, lo haga totalmente consciente de que de una u otra manera, no solo lleva un mensaje sino una persona.

La misión, consiste en sabernos enviados por Dios, para el anuncio de su Reino. Lo que importa no es solo el mensaje, sino transmitir en ese mensaje la autoridad, presencia y salvación de quien envía. 🎯La verdadera misión cristiana requiere que quien sale a predicar, lo haga totalmente consciente de que de una u otra manera, no solo lleva un mensaje sino una persona. Y algo, que también es muy propio de Lucas, el médico griego: que este mensaje de salvación es universal, es para todos, no excluye a nadie (24,47)

La misericordia es uno de los elementos centrales en el evangelio de Lucas, los grandes relatos sobre la misericordia, los mejores y más claros ejemplos que Jesús mostró están allí. Todos nos hemos cuestionado si actuaríamos igual que el Buen Samaritano (10,30-37), o nos hemos conmovido con Zaqueo (19,7), hasta incluso admirado con aquél Jesús que pidió perdón por las acciones de sus verdugos.  Y sí, todos los que hemos buscado el amor de Dios y experimentado su misericordia🥺 en algún momento hemos sido el hijo menor de la parábola del Padre misericordioso, y hemos querido volver a casa. O quizá, nos hemos identificado más con ese hermano mayor que aún estando dentro de la casa del Padre igual se perdió. 

🎯El hijo menor, nunca olvidó que era “hijo”, por eso vuelve aún si es como un “siervo”; el hijo mayor por el contrario, siempre se sintió “siervo” y olvidó que ante todo era hijo. Nunca abandonó al Padre, pero no por fidelidad, sino por sumisión. Por eso el Padre en un recordatorio tan duro como tierno le recuerda: “Tu siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo…” (15,31).

Si en algo se esfuerza Lucas en su evangelio es en recordarnos que Dios es un Padre misericordioso ❤️, que ama profundamente incluso a quienes no se sienten dignos de esa misericordia. Por eso misión y misericordia son dos palabras claves del Evangelio de Lucas, no por nada fue médico. En su corazón de discípulo ya estaba inscrito que para poder experimentar la misericordia, el cristiano debe llevarla a todos sin excepción, debe compartirla, comunicarla y testimoniarla. Por eso su mensaje, lleva consigo la presencia de ese tesoro enterrado en el campo, o en ese cuarto de desorden que todos tenemos. La misión comienza desde el interior, cuando entramos en nosotros mismos a comenzar a poner orden en esa habitación para poder encontrar esos dos tesoros que Lucas nos recuerda en su evangelio: La misión es llevar a todos el rostro de la salvación, Jesús de Nazaret.