Tomás de Villanueva

 
Anécdota

Se cuenta que en su lecho de muerte, Santo Tomás de Villanueva entregó todas sus pocas posesiones a los pobres, incluso la cama donde yacía enfermo. Eso sí, pidió que se la entregaran a su legítimo dueño una vez que él muriera. Así fue la vida este santo, con un corazón generoso para con los más desfavorecidos. Encontró todo lo que necesitaba para ser feliz en la sobreabundancia del amor de Dios.

Biografía

Tomás de Villanueva nació en Fuenllana, Ciudad Real (España) en el año de 1486. Curiosamente nació en ese pueblo donde vivían los abuelos maternos debido a que había una pandemia en donde residían sus padres, y aquella localidad parecía ser un lugar seguro para el alumbramiento. La infancia de Tomás transcurrió en Villanueva de los infantes, por eso se le conoce como Santo Tomás de Villanueva. Y aunque la familia de Tomás era de un extracto económico pudiente, ya de niño era habitual verle en paños menores porque regalaba su ropa a otros niños pobres.

El santo estudió artes y teología en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Hanares. Ingresó en la Orden de San Agustín en Salamanca en el año 1516. En 1518 fue ordenado sacerdote. En la Orden de los agustinos ocupó el cargo de prior de la comunidad, visitador general, prior provincial de Andalucía y Castilla. También fue profesor en la Universidad, y consejero y confesor del rey Carlos I de España. Gozó de gran fama por su austeridad personal, por el constante ejercicio de la caridad para con los pobres y enfermos. Tan es así que se le ha llegado a conocer como “el limosnero de Dios”.

En el año 1533, siendo el prior provincial, envió a México el primer grupo de frailes agustinos misioneros. El rey Carlos I le ofreció el cargo de obispo de Granada, pero él no aceptó. Más delante quisieron contar con él para ser obispo de Valencia, pero se volvió a negar. En esta ocasión el prior general de su Orden le obligó a aceptar el cargo. Santo Tomás organizó la diócesis después de un algo tiempo en que no había tenido obispo. Se ocupó de la formación de sus sacerdotes y continuó adelante con su estilo propio de ejercer la caridad, pero esta vez de forma más eficaz.

Santo Tomás de Villanueva compuso bellos sermones, entre los que se destaca el Sermón del amor de Dios, un de los ejemplos de oratoria eclesiástica del siglo XVI. Tras haber pronunciado uno de sus sermones, el rey Carlos I dijo: “Este monseñor conmueve hasta las piedras”. En especial, son muy bien valorados sus sermones a la Virgen María, a la cual tenía una gran devoción.

Falleció por una angina de pecho en el año 1555, a los 68 años de edad. Está enterrado en la Capilla mayor de la catedral de Salamanca. Fue canonizado el 01 de noviembre de 1658 por el papa Alejandro VII. El poeta Francisco de Quevedo le dedicó una de sus obras, “Epítome a la historia de la vida ejemplar y gloriosa muerte del bienaventurado fray Tomás de Villanueva”.

 
Santo Tomás nos enseña

¿Qué nos enseña santo Tomás? Ser particularmente sensibles a las necesidades de los pobres y los enfermos, hasta hacer algo por remediarlo. A ser austeros y sencillos en la vida, pero profundos y devotos en la vida de piedad. Y a tenerle devoción y cariño a la Virgen María.

Tomás de Villanueva

Anécdota

Se cuenta que en su lecho de muerte, Santo Tomás de Villanueva entregó todas sus pocas posesiones a los pobres, incluso la cama donde yacía enfermo. Eso sí, pidió que se la entregaran a su legítimo dueño una vez que él muriera. Así fue la vida este santo, con un corazón generoso para con los más desfavorecidos. Encontró todo lo que necesitaba para ser feliz en la sobreabundancia del amor de Dios.

Biografía

Tomás de Villanueva nació en Fuenllana, Ciudad Real (España) en el año de 1486. Curiosamente nació en ese pueblo donde vivían los abuelos maternos debido a que había una pandemia en donde residían sus padres, y aquella localidad parecía ser un lugar seguro para el alumbramiento. La infancia de Tomás transcurrió en Villanueva de los infantes, por eso se le conoce como Santo Tomás de Villanueva. Y aunque la familia de Tomás era de un extracto económico pudiente, ya de niño era habitual verle en paños menores porque regalaba su ropa a otros niños pobres.

El santo estudió artes y teología en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Hanares. Ingresó en la Orden de San Agustín en Salamanca en el año 1516. En 1518 fue ordenado sacerdote. En la Orden de los agustinos ocupó el cargo de prior de la comunidad, visitador general, prior provincial de Andalucía y Castilla. También fue profesor en la Universidad, y consejero y confesor del rey Carlos I de España. Gozó de gran fama por su austeridad personal, por el constante ejercicio de la caridad para con los pobres y enfermos. Tan es así que se le ha llegado a conocer como “el limosnero de Dios”.

En el año 1533, siendo el prior provincial, envió a México el primer grupo de frailes agustinos misioneros. El rey Carlos I le ofreció el cargo de obispo de Granada, pero él no aceptó. Más delante quisieron contar con él para ser obispo de Valencia, pero se volvió a negar. En esta ocasión el prior general de su Orden le obligó a aceptar el cargo. Santo Tomás organizó la diócesis después de un algo tiempo en que no había tenido obispo. Se ocupó de la formación de sus sacerdotes y continuó adelante con su estilo propio de ejercer la caridad, pero esta vez de forma más eficaz.

Santo Tomás de Villanueva compuso bellos sermones, entre los que se destaca el Sermón del amor de Dios, un de los ejemplos de oratoria eclesiástica del siglo XVI. Tras haber pronunciado uno de sus sermones, el rey Carlos I dijo: “Este monseñor conmueve hasta las piedras”. En especial, son muy bien valorados sus sermones a la Virgen María, a la cual tenía una gran devoción.

Falleció por una angina de pecho en el año 1555, a los 68 años de edad. Está enterrado en la Capilla mayor de la catedral de Salamanca. Fue canonizado el 01 de noviembre de 1658 por el papa Alejandro VII. El poeta Francisco de Quevedo le dedicó una de sus obras, “Epítome a la historia de la vida ejemplar y gloriosa muerte del bienaventurado fray Tomás de Villanueva”.

Santo Tomás nos enseña

¿Qué nos enseña santo Tomás? Ser particularmente sensibles a las necesidades de los pobres y los enfermos, hasta hacer algo por remediarlo. A ser austeros y sencillos en la vida, pero profundos y devotos en la vida de piedad. Y a tenerle devoción y cariño a la Virgen María.