Santa Mónica, mujer de noble corazón

 
Anécdota

Palabras de san Agustín: Llegó a filtrarse en ella [Mónica] -según me contaba tu sierva a mí, su hijo-, llegó a filtrarse en ella cierta afición al vino. Porque mandándole de costumbre sus padres, como a joven sobria, sacar vino de la cuba, ella, después de sumergir el vaso por la parte superior de aquélla, antes de echar el vino en la botella sorbía con la punta de los labios un poquito, no más por rechazárselo el gusto. Porque no hacía esto movida del deseo del vino, sino por ciertos excesos desbordantes de la edad, que saltan en movimientos juguetones, y que en los años pueriles suelen ser reprimidos con la gravedad de los mayores. De este modo, añadiendo un poco todos los días a aquel poco cotidiano, vino a caer –porque el que desprecia las cosas pequeñas, poco a poco viene a caer- en aquella costumbre, hasta llegar a beber con gusto casi la copa llena. Discutiendo cierto día la criada que solía bajar a la bodega con la pequeña dueña, como ocurre con frecuencia estando las dos solas, le echó en cara este defecto con un duro insulto, llamándola “borrachina”. Herida la niña con tal insulto, comprendió la fealdad de su pecado, y al instante lo condenó y arrojó de sí”. (san Agustín, Las Confesiones 9,18).

Biografía

Mónica nació en Tagaste, actual Souk Ahras (Argelia), en el año 331 o en 332, en una familia cristiana de buena condición social. Era todavía una adolescente cuando fue dada como esposa a Patricio, quien no era cristiano. Mónica ganó para Cristo a su marido y después consiguió la conversión de su hijo Agustín, “el hijo de tantas lágrimas”. Con inmenso gozo asistió a su bautismo en la Pascua del año 387. Cuando regresaba de Italia a África, junto con Agustín y sus amigos, murió en Ostia Tiberina, a las puertas de Roma, en el otoño del año 387. Tenía 55 años.

San Agustín describe así a su madre “con traje de mujer, fe de varón, seguridad de anciana, caridad de madre y piedad cristiana”. Dice también de ella: “a esta tu buena sierva, en cuyas entrañas me criaste, le habías otorgado este gran don: de mostrarse tan pacífica, siempre que podía, entre almas discordes y disidentes, cualesquiera que ellas fuesen, que con oír muchas cosas durísimas de una y otra parte, cuales suelen vomitar una hinchada e indigesta discordia, cuando ante la amiga presente desahoga la crudeza de sus odios en amarga conversación sobre la enemiga ausente, que no delataba nada a la una de la otra, sino aquello que podía servir para reconciliarlas”.

 
Santa Mónica nos enseña

Santa Mónica nos enseña que hay que cuidar el corazón y procurar no aficionarse a cosas que pueden parecer buenas, pero que a la larga corrompen las buenas costumbres, la moderación y la salud física y la del propio corazón. La corrección de la nodriza llamándola “borrachina”, fue una corrección de Dios, para evitarle un mal mayor. Y también nos enseña a ser constructores de paz, a no esparcir comentarios negativos sobre los demás, sino a referir las cosas buenas que tienen los otros, sobre todo en caso de conflictos y malos entendidos. ¿Cómo corriges tus vicios? ¿eres artesano o artesana de la paz, como santa Mónica?

Santa Mónica, mujer de noble corazón

Anécdota

Palabras de san Agustín: Llegó a filtrarse en ella [Mónica] -según me contaba tu sierva a mí, su hijo-, llegó a filtrarse en ella cierta afición al vino. Porque mandándole de costumbre sus padres, como a joven sobria, sacar vino de la cuba, ella, después de sumergir el vaso por la parte superior de aquélla, antes de echar el vino en la botella sorbía con la punta de los labios un poquito, no más por rechazárselo el gusto. Porque no hacía esto movida del deseo del vino, sino por ciertos excesos desbordantes de la edad, que saltan en movimientos juguetones, y que en los años pueriles suelen ser reprimidos con la gravedad de los mayores. De este modo, añadiendo un poco todos los días a aquel poco cotidiano, vino a caer –porque el que desprecia las cosas pequeñas, poco a poco viene a caer- en aquella costumbre, hasta llegar a beber con gusto casi la copa llena. Discutiendo cierto día la criada que solía bajar a la bodega con la pequeña dueña, como ocurre con frecuencia estando las dos solas, le echó en cara este defecto con un duro insulto, llamándola “borrachina”. Herida la niña con tal insulto, comprendió la fealdad de su pecado, y al instante lo condenó y arrojó de sí”. (san Agustín, Las Confesiones 9,18).

Biografía

Mónica nació en Tagaste, actual Souk Ahras (Argelia), en el año 331 o en 332, en una familia cristiana de buena condición social. Era todavía una adolescente cuando fue dada como esposa a Patricio, quien no era cristiano. Mónica ganó para Cristo a su marido y después consiguió la conversión de su hijo Agustín, “el hijo de tantas lágrimas”. Con inmenso gozo asistió a su bautismo en la Pascua del año 387. Cuando regresaba de Italia a África, junto con Agustín y sus amigos, murió en Ostia Tiberina, a las puertas de Roma, en el otoño del año 387. Tenía 55 años.

San Agustín describe así a su madre “con traje de mujer, fe de varón, seguridad de anciana, caridad de madre y piedad cristiana”. Dice también de ella: “a esta tu buena sierva, en cuyas entrañas me criaste, le habías otorgado este gran don: de mostrarse tan pacífica, siempre que podía, entre almas discordes y disidentes, cualesquiera que ellas fuesen, que con oír muchas cosas durísimas de una y otra parte, cuales suelen vomitar una hinchada e indigesta discordia, cuando ante la amiga presente desahoga la crudeza de sus odios en amarga conversación sobre la enemiga ausente, que no delataba nada a la una de la otra, sino aquello que podía servir para reconciliarlas”.

Santa Mónica nos enseña

Santa Mónica nos enseña que hay que cuidar el corazón y procurar no aficionarse a cosas que pueden parecer buenas, pero que a la larga corrompen las buenas costumbres, la moderación y la salud física y la del propio corazón. La corrección de la nodriza llamándola “borrachina”, fue una corrección de Dios, para evitarle un mal mayor. Y también nos enseña a ser constructores de paz, a no esparcir comentarios negativos sobre los demás, sino a referir las cosas buenas que tienen los otros, sobre todo en caso de conflictos y malos entendidos. ¿Cómo corriges tus vicios? ¿eres artesano o artesana de la paz, como santa Mónica?