RECOLECCIÓN


Domingo II de Adviento

Escuchemos a san Agustín

«¡Despierta, hombre; por ti, Dios se hizo hombre! ¡Levántate, tú que duermes; ¡Levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará! Por ti, repito, Dios se hizo hombre».

Sermón 185, 1.

Oración

Te damos gracias, Señor, porque dentro de la multitud de carismas que has inspirado dentro de tu Iglesia se encuentra la Recolección Agustiniana. Gracias, Señor, por estos más de cuatro siglos de camino, en los cuales, hemos tratado de anunciar tu Nombre, ya sea dentro de la comunidad, o bien con las fatigas propias del quehacer misionero. Gracias por todos nuestros hermanos religiosos, por aquellos primeros valientes que nos abrieron el camino y por los que seguimos en la senda. Gracias por todas las personas que comparten nuestro carisma: por las monjas, las misioneras; por las fraternidades y las JAR. Gracias por cada rostro que vemos en nuestros ministerios, haz que podamos ver en ellos tu rostro. Concédenos, Señor, la valentía para saber distinguir y responder a los signos de los tiempos y ser fieles a lo que nos pides; danos la alegría para vivirte a ti dentro de nuestras comunidades y para comunicarte con alegría a todos los que nos rodean; haz que seamos sensibles al soplo de tu Espíritu para que sepamos adaptarnos con fidelidad a los tiempos nuevos.

Para pensar

  • San Agustín, ya desde el comienzo de su experiencia monástica, invitó a unirse a otros hermanos a su mismo género de vida. A partir de su encuentro con Cristo, ardió en su corazón un fuego que siempre incendió otros corazones en el mismo deseo de Dios...
  • ¿Estás dispuesto compartir el sueño de Agustín en la familia agustiniana?
  • ¿Quieres ser cauce para las nuevas vocaciones en la Iglesia de Cristo?