VOCACIÓN


Martes 1 de Adviento

Escuchemos a san Agustín

"No eligió a reyes, ni a senadores, ni a filósofos u oradores, antes bien, eligió a plebeyos, a pobres, a ignorantes y pescadores. Pedro era un pescador; Cipriano, un orador. Si no hubiese precedido con su fe el pescador, no le hubiese seguido con humildad el orador"

Sermón 197.

Reflexión

La importancia que tiene el Bautista en Adviento le viene no sólo a título personal, sino por todo lo que representa.

El Bautista es el último eslabón de la economía antigua. Representa a Moisés y a todos los profetas. Por eso su testimonio es tan importante.

En su boca se condensa todo el testimonio del Antiguo Testamento a favor del Nuevo. Él es el último eslabón de los testigos de la luz. Pero le ha llegado su tiempo de ser dejado atrás por aquel que se pone delante.

El Bautista nos repetirá hasta la saciedad “Yo no soy”. Yo no soy el Cristo, no soy Elías, no soy el profeta, no soy la luz.

Esta es la naturaleza del testigo del vocacionado. No importa quién sea. Es la voz de Cristo que la que debe de sonar en el comportamiento de los llamados. Es la verdadera naturaleza de todo testigo de Cristo.

“No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús” (2 Co 4, 5).

Todo testigo de Cristo descubre en la persona del Bautista la fuente del verdadero gozo.

Juan Manuel Martín-Moreno,
«Personajes del cuarto evangelio»

Para pensar

  • Dios se convierte en una palabra más del vocabulario si no hay una experiencia de encuentro con él. Solo así podemos responder a su llamada como lo hicieron los apóstoles, de lo contrario, nos seguiremos a nosotros mismos. Pregúntate:
  • ¿Te has sentido llamado por Dios a una misión particular?
  • ¿Has tenido un encuentro con Cristo que te lleve a entregar tu vida por el Reino?