CARIDAD


Martes IV de Adviento

Escuchemos a san Agustín

«Tus pies son la caridad. Ten dos pies, no seas cojo. ¿Cuáles son los dos pies? los dos preceptos del amor: el de Dios y el del prójimo. Con estos pies corre hacia Dios, acércate a él, porque él te exhorta a correr y él de tal modo derrama su luz, que puedes magnífica y espléndidamente seguirle».

Comentario a los Salmos 33, 8.2, 10

Reflexión

Dios continúa, como en toda la historia de salvación, comunicándose con los hombres; y este diá- logo entre María y el Ángel Gabriel es el anticipo de la revelación plena del Padre del cielo con nosotros sus hijos.

Este anuncio ilumina también nuestra jornada, porque nos invita:
  • A acoger a Jesús con alegría: “Alégrate” es la primera palabra que María escucha. Acojá- mosla también nosotros y disfrutemos del verdadero gozo de tener a Jesús entre la humanidad.
  • Anotenermiedo:“Notemas, María”. Para disfrutar de la vida tenemos que dejar los miedos a un lado. Nuestro hombre interior necesita despojarse de temores para ser guiado por el Maestro interior.
  • A invocar el Espíritu Santo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti”. La fe en Dios nos per- mite ir confiando cada vez más en el lazo de amor entre el Padre y el Hijo. De este modo, hoy es una buena oportunidad para preparar nues- tro corazón y concebir a Jesús en nuestro interior y decir con María: aquí estamos Señor, “hágase en mí según tu palabra” y con san Agustín: “Da lo que mandas y manda lo que quieras”.

Para pensar

  • ¿Tu vida responde al ideal cristiano del amor?
  • ¿Has encontrado la alegría de quien se siente amado por Dios?