DESCENDENCIA


Viernes III de Adviento

Escuchemos a san Agustín

«¡Despierta, hombre, por ti, Dios se hizo hombre! ¡Levántate, tú que duermes; levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará! Por ti, repito, Dios se hizo hombre».

Sermón 185, 1.

Reflexión

Dios está donde hay misterio, no manipulación.
Dios está donde hay susurro, no palabrería.
Dios está donde se hace camino, no donde le fijamos la meta.
Dios está donde parece que no está, no dond es evidente.
Dios está donde está,
no donde le construimos
a nuestra imagen y semejanza.
¿Dónde está Dios?
Si te digo donde está,
a lo mejor ya no está allí...

Dios es tarea.
Dios es tarea para ti
si vas tras lo que sientes
cuando el corazón calla,
o cuando habla, o cuando llora,
o cuando sangra...
Vete sin pocas ideas, vete...

Solo si no llevas preconcebidos, te sorprenderá.
Vete, o quizá, quédate a la puerta de tu corazón.
Escucha la Palabra, tiene semilla divina.
Escucha el coro de los ángeles, que glorifica por doquier a Dios.
Abre los ojos, mira a tu lado, no está lejos de ti.
Abre los ojos, descubre a Dios entre los hombres y mujeres de hoy,
entre los niños y niñas que juegan o lloran...
así lo encontraron los pastores, así lo encontraremos tú y yo.

Recorre las calles, busca los ojos del otro; son la mejor vidriera de su presencia.

¿Dónde está Dios?
Justo a tu lado. Justo a tu puerta. Justo donde estás...
aunque no lo veas.

Sospecha:
el misterio te envuelve.
Dios, realmente,
no está lejos de nosotros. En él vivimos, nos movemos y existimos. (Hech 17, 28).

Álvaro Ginel

Para pensar

  • Dios se presenta en su pueblo, la Iglesia. Pero para poder distinguirlo es necesario analizar qué imagen de Dios tenemos y cómo nos hemos relacionado con su Iglesia. Ante ello:
  • ¿Dónde está Dios para ti?
  • ¿Qué imagen de él tienes y que pueda dificultar tu relación con él y su iglesia?