MENSAJERO


Jueves III de Adviento

Escuchemos a san Agustín

«La Palabra del Padre, por la que fueron hechos los tiempos, al hacerse carne nos regaló el día de su nacimiento con el tiempo; en su origen humano quiso tener también un día aquel sin cuyo asentimiento divino no transcurre ni un día...»

Sermón 191, 1.

Canción

Ver a Dios en la criatura,
ver a Dios hecho mortal,
ver en humano portal
la celestial hermosura. ¡Gran merced y gran ventura a quien verlo mereció!
¡Quién lo viera y fuera yo!

Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Gran merced fue en aquel día la que el hombre recibió!
¡Quién lo viera y fuera yo!

Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Qué misión de escalofrío la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo!

Amén.

Liturgia de la Horas, oficio de lecturas

Para pensar

  • No se es profeta de la noche a la mañana, pero basta con un pequeño esfuerzo para comenzar nuestro caminar profético. Un paso que comienza con ofrecer tiempo al encuentro con Dios en la oración y la vivencia de la fe en comunidad. Pregúntate:
  • ¿Estoy dispuesto a “perder tiempo” en la oración?
  • ¿Me he involucrado en mi comunidad eclesial que me ayude a fortalecer mi fe?