COHERENCIA


Viernes II de Adviento

Escuchemos a san Agustín

«Palabra-Dios antes de todos los tiempos, Palabra-carne en el tiempo oportuno; hacedor del sol, hecho bajo el sol; ordenador de todos los siglos desde el seno del Padre, santificador del día de hoy desde el seno de la madre; allí permanece, de aquí sale; creador de cielo y tierra, nacido bajo el cielo en la tierra; inefablemente sabio y sabiamente mudo; llena el mundo y yace en un pesebre; gobierna los astros y toma el pecho materno; tan grande en la forma de Dios como pequeño en la forma de siervo, de modo que ni aquella magnitud disminuye por esta pequeñez ni esta pequeñez está oprimida por aquella magnitud».

Sermón 187, 1.

Oración

Señor, ven a salvarnos. Rompe las cadenas que nos atan y todo lo que nos oprime. Escucha nuestro grito a favor de la justicia y la paz, de la unidad entre los hermanos y de la igual dignidad de todos, de toda raza y nación.

Quiebra lo que nos amarra y no nos deja vivir en paz: el pesado yugo de la incultura y del analfabetismo, la carga horrible del hambre de muchos, el fardo absurdo de la muerte del hombre por el hombre, la injusticia capital de las desigualdades inadmisibles.

Quiebra, Dios de salvación, lo que ata y aprisiona: las naciones y las razas, los hombres y los pueblos, los explotadores y explotados, al rico y al pobre, al blanco y al negro.

Rompe, Señor, todo lo que nos impide ser hermanos, ser todos iguales, como hijos de un mismo Padre. Te lo pedimos por la fuerza de tu amor que siempre se nos manifiesta.

Anónimo Latinoamericano

Para pensar

  • ¿Dan nuestras obras testimonio de nuestro credo?
  • ¿Son equivalentes nuestras acciones a lo que sale de nuestra boca?