ALEGRÍA


Martes II de Adviento

Escuchemos a san Agustín

«¿Qué mayor gracia de Dios pudo brillar para nosotros que, teniendo un hijo unigénito, lo hiciera hijo del hombre, y del mismo modo, pero al revés, hiciera hijo de Dios al hijo del hombre? Busca el mérito, busca el motivo, busca la justicia, y ve si encuentras otra cosa que no sea la gracia».

Sermón 185, 3.

Cuento

El rabino Akiba estaba en medio de un largo viaje y se detuvo en una ciudad para hacer un alto en el camino.

Ninguno de los habitantes de la ciudad, sin embargo, le dio posada, de manera que Akiba llevó sus tres únicas posesiones –un farol, un gallo y un asno– a un terreno a las afueras de la ciudad y se instaló allí para pasar la noche.

Mientras dormía, el viento apagó el farol, un gato se comió a su gallo, y un león devoró a su asno. Ahora ya no tenía luz para la noche ni comida para el día ni modo de completar el viaje. Sin inmutarse, Akiba dijo: “Todo cuanto hace el Misericordioso es para bien”, y se echó de nuevo a dormir.

Aquella misma noche, una banda de ladrones asaltó la ciudad y se llevó a la mitad de la población para ser vendida a las caravanas.

“Lo siento por ellos –dijo el rabio Akiba–, pero el hecho de que no me acogieran en la ciudad no es sino una prueba más de que todo cuanto hace el Misericordioso es para bien. Y si mi luz hubiera seguido alumbrando, y mi gallo cantando, y mi asno rebuznando, también se habrían apoderado de mí”.

Para pensar

  • ¿Crees que todo en la vida tiene un sentido?
  • ¿Consideras que Dios está siempre cuidando de nosotros?
  • ¿Qué haces tú para dar sentido a la vida de los que te rodean?