Clara de Montefalco
Anécdota
Tras la muerte de Clara, fue extraído su corazón del cuerpo y después de una inspección, se constató que los instrumentos de la pasión de Cristo -un crucifijo, tres clavos, la corona de espinas y un látigo- estaban grabados en él a base de tejidos cardiacos. El obispo de Spoleto, lleno de indignación ante la sospecha de que las religiosas del convento hubieran grabado los símbolos, mandó un delegado a Montefalco, pueblo natal de la santa, a investigar lo ocurrido. Una comisión de médicos, juristas y teólogos se reunieron para llevar a cabo una investigación, la cual descartó la posibilidad de fabricación reciente. Así, Santa Clara de la Cruz de Montefalco pasó a la historia como la santa que llevó tatuada la pasión en su corazón.
Biografía
Clara nació en Montefalco, Umbría (Italia), alrededor de 1268; sus padres fueron Damiano e Iacopa Vengente. Se sabe que tuvo una hermana de nombre Giovanna, que vivía sola en una ermita (ermitaña). En el año 1274, cuando Clara tenía apenas seis años, el obispo de Spoleto permitió a Giovanna recibir a más religiosas. Fue entonces cuando Clara entró a formar parte de la comunidad. En 1278, la comunidad creció lo suficiente que tuvieron que construir una ermita más grande a las afueras del pueblo.
En 1290, Clara, su hermana Giovanna y sus compañeras deciden entrar a la vida monástica en el más estricto sentido. El obispo ubica el monasterio de Montefalco según la regla de san Agustín. Clara hace sus votos de pobreza, castidad y obediencia, y se convierte en religiosa agustina. Su hermana Giovanna fue elegida la primera abadesa. El 22 de noviembre de 1291 muere su hermana y Clara fue elegida segunda abadesa. Clara, inicialmente, no aceptó el cargo, pero después de la intervención del obispo, finalmente aceptó la responsabilidad.
El año 1294 fue decisivo para la vida de Clara. En la celebración de la fiesta de la Epifanía –manifestación del Señor- experimentó una presencia muy intensa de Jesús, el Señor. Durante este tiempo, Clara compartió haber tenido una especie de visión en la cual se le manifestaba Jesús vestido como un pobre viajero. Así nos lo cuenta ella: “¿Mi Señor a donde vas?” A lo que Jesús le respondió: “He buscado en todo el mundo un lugar fuerte donde plantar esta Cruz firmemente y no lo he encontrado”. Clara miró la Cruz y le hizo saber su deseo de ayudarle a cargarla. A lo que Jesús le dijo: “Clara, he encontrado el lugar para mi Cruz aquí. He encontrado finalmente alguien a quien pueda confiar mi Cruz”. Jesús había grabado su Cruz en el corazón de Clara.
En agosto de 1308, después de muchos años de servicio a sus hermanas, Claro enfermó grave. El 15 de agosto, pidió recibir el sacramento de la Unción de los enfermos. Hizo su última confesión el 17 de agosto y al día siguiente muere en el convento de Montefalco. Como san Pablo, también Clara podría haber dicho: “llevo las marcas de Cristo en mi carne” (Gálatas 6,17).
Santa Clara de la Cruz nos enseña
Clara nos enseña dos cosas muy importantes. Primera, estar abiertos a Jesús, peregrino, que pasa por nuestra vida. Clara lo reconoció como un pobre viajero, quizá para hacerle ver su identificación con los pobres pero, sobre todo, para hacerla ver que su pobreza es la pobreza que él asumió al hacerse uno de nosotros. Jesús pobre entre los pobres, para enriquecernos con su pobreza. Y en segundo lugar, Clara nos enseña a cargar con la cruz de cada día, que es la Cruz de Cristo; a cargarla con todo el corazón, a grabarla en el propio corazón como expresión de amor. ¿Cómo cargas la Cruz de Cristo? ¿en qué cosas mueres a ti mismo o a ti misma, para que otros tengan mejor vida?
Clara de Montefalco
Anécdota
Tras la muerte de Clara, fue extraído su corazón del cuerpo y después de una inspección, se constató que los instrumentos de la pasión de Cristo -un crucifijo, tres clavos, la corona de espinas y un látigo- estaban grabados en él a base de tejidos cardiacos. El obispo de Spoleto, lleno de indignación ante la sospecha de que las religiosas del convento hubieran grabado los símbolos, mandó un delegado a Montefalco, pueblo natal de la santa, a investigar lo ocurrido. Una comisión de médicos, juristas y teólogos se reunieron para llevar a cabo una investigación, la cual descartó la posibilidad de fabricación reciente. Así, Santa Clara de la Cruz de Montefalco pasó a la historia como la santa que llevó tatuada la pasión en su corazón.
Biografía
Clara nació en Montefalco, Umbría (Italia), alrededor de 1268; sus padres fueron Damiano e Iacopa Vengente. Se sabe que tuvo una hermana de nombre Giovanna, que vivía sola en una ermita (ermitaña). En el año 1274, cuando Clara tenía apenas seis años, el obispo de Spoleto permitió a Giovanna recibir a más religiosas. Fue entonces cuando Clara entró a formar parte de la comunidad. En 1278, la comunidad creció lo suficiente que tuvieron que construir una ermita más grande a las afueras del pueblo.
En 1290, Clara, su hermana Giovanna y sus compañeras deciden entrar a la vida monástica en el más estricto sentido. El obispo ubica el monasterio de Montefalco según la regla de san Agustín. Clara hace sus votos de pobreza, castidad y obediencia, y se convierte en religiosa agustina. Su hermana Giovanna fue elegida la primera abadesa. El 22 de noviembre de 1291 muere su hermana y Clara fue elegida segunda abadesa. Clara, inicialmente, no aceptó el cargo, pero después de la intervención del obispo, finalmente aceptó la responsabilidad.
El año 1294 fue decisivo para la vida de Clara. En la celebración de la fiesta de la Epifanía –manifestación del Señor- experimentó una presencia muy intensa de Jesús, el Señor. Durante este tiempo, Clara compartió haber tenido una especie de visión en la cual se le manifestaba Jesús vestido como un pobre viajero. Así nos lo cuenta ella: “¿Mi Señor a donde vas?” A lo que Jesús le respondió: “He buscado en todo el mundo un lugar fuerte donde plantar esta Cruz firmemente y no lo he encontrado”. Clara miró la Cruz y le hizo saber su deseo de ayudarle a cargarla. A lo que Jesús le dijo: “Clara, he encontrado el lugar para mi Cruz aquí. He encontrado finalmente alguien a quien pueda confiar mi Cruz”. Jesús había grabado su Cruz en el corazón de Clara.
En agosto de 1308, después de muchos años de servicio a sus hermanas, Claro enfermó grave. El 15 de agosto, pidió recibir el sacramento de la Unción de los enfermos. Hizo su última confesión el 17 de agosto y al día siguiente muere en el convento de Montefalco. Como san Pablo, también Clara podría haber dicho: “llevo las marcas de Cristo en mi carne” (Gálatas 6,17).
Santa Clara de la Cruz nos enseña
Clara nos enseña dos cosas muy importantes. Primera, estar abiertos a Jesús, peregrino, que pasa por nuestra vida. Clara lo reconoció como un pobre viajero, quizá para hacerle ver su identificación con los pobres pero, sobre todo, para hacerla ver que su pobreza es la pobreza que él asumió al hacerse uno de nosotros. Jesús pobre entre los pobres, para enriquecernos con su pobreza. Y en segundo lugar, Clara nos enseña a cargar con la cruz de cada día, que es la Cruz de Cristo; a cargarla con todo el corazón, a grabarla en el propio corazón como expresión de amor. ¿Cómo cargas la Cruz de Cristo? ¿en qué cosas mueres a ti mismo o a ti misma, para que otros tengan mejor vida?